En nuestro blog encontraras actividades, canciones, cuentos, fabulas, adivinanzas, refranes y mucho mas para desarrollar el lenguaje en los niños de edad preescolar.Todas estas actividades adaptadas al currículo de educación preescolar hondureño
Buscar este blog
viernes, 10 de marzo de 2017
jueves, 9 de marzo de 2017
miércoles, 8 de marzo de 2017
Poesía, concepto: cerca- lejos
Poesía
EL PRÍNCIPE LEJOS EL HADA CERCA
al Hada del Cerca
le ha escrito una carta
en una corteza.
La invita a la Luna
donde habrá una fiesta
con muchos luceros
y algunas estrellas.
El Hada del Cerca
le ha dicho que no
pues la han invitado
a casa del Sol.
El Hada del Cerca
le dice... tal vez,
si hace buen tiempo
que puede llover.
El Hada del Cerca
ha dicho que sí.
Se acaba este cuento
y vete a dormir.
Poesía concepto: arriba abajo
Arriba Abajo
Arriba y abajo la pelota va
arriba y abajo se moverá
y en mi cabeza se parará
aquí, aquí está mi cabeza.
Arriba y abajo la pelota va
arriba y abajo se moverá
yen mis hombros se parará
aquí, aquí están mis hombros.
Arriba, abajo
arriba, abajo.
Arriba y abajo la pelota va
arriba y abajo se moverá
y en mi pancita rebotará
aquí, aquí está mi pancita.
Arriba y abajo la pelota va
arriba y abajo se moverá
y en mis pies se parará
aquí, aquí está mis pies.
Arriba abajo
Trastorno de la Comunicación no Especificado
Esta categoría se reserva para trastornos de la comunicación que no cumplen los criterios de ningún trastorno de la comunicación específico; por ejemplo, un trastorno de la voz (esto es, una anormalidad del volumen, calidad, tono o resonancia vocales). Clasificación según ICD-10 Trastorno específicos del desarrollo del habla y del lenguaje: • Trastornos del desarrollo del habla y del lenguaje Son trastornos en los cuales las pautas normales de la adquisición del lenguaje están alteradas desde los primeros estadios del desarrollo. Estas condiciones no son atribuibles directamente a anormalidades neurológicas o del mecanismo del lenguaje, ni a deterioros sensoriales, retraso mental o a factores ambientales. El niño puede que se comunique mejor en determinadas situaciones familiares que en otras, pero la habilidad para el lenguaje está deteriorada en todas las situaciones.
• Trastorno específico de la pronunciación
Es un trastorno específico del desarrollo en el que la pronunciación de los fonemas por parte del niño está por debajo del nivel apropiado para su edad mental, pero en el que existe un nivel normal para el resto de funciones del lenguaje.
• Trastorno del lenguaje expresivo
Es un trastorno específico del desarrollo en el que la habilidad del niño para expresar el lenguaje hablado está marcadamente por debajo del nivel apropiado a su edad mental, pero en el que la comprensión del lenguaje está dentro de los límites de la normalidad. Puede o no haber anormalidades en la pronunciación.
• Trastorno del lenguaje receptivo
Es un trastorno del desarrollo específico en el que la comprensión del lenguaje está por debajo del nivel apropiado a la edad mental del niño. En la mayoría de casos, el lenguaje expresivo está marcadamente deteriorado y son frecuentes las alteraciones en la pronunciación de los fonemas.
• Afasia adquirida con epilepsia (síndrome de Landau-Kleffner)
Trastorno en el que el niño, que previamente ha hecho un progreso normal en el desarrollo del lenguaje, pierde las habilidades receptivas y expresivas de éste, pero conserva la inteligencia general. El comienzo del trastorno se acompaña de anormalidades paroxísticas en el EEG (casi siempre de los lóbulos temporales, normalmente de modo bilateral, pero a menudo con un trastorno disrítmico más amplio), y en la mayoría de casos también de ataques epilépticos.
Típicamente, el inicio está entre los 3 y los 7 años, pero el trastorno puede presentarse antes, después o durante la infancia. En un cuarto de los casos, la pérdida del lenguaje ocurre gradualmente en el período de unos meses, pero lo más frecuente es que sea abrupta, en el curso de días o semanas. La asociación temporal entre el inicio de los ataques epilépticos y la pérdida del lenguaje es variable, precediendo unos a la otra o viceversa, entre unos meses y dos años. Es muy característico que el deterioro del lenguaje receptivo sea profundo, y a menudo, la primera manifestación es la dificultad para la comprensión auditiva.
Algunos niños enmudecen, otros limitan su expresión a una jerga particular, y otros muestran un ligero déficit en la fluidez verbal, acompañado de disartrias. En algunos casos, la calidad de la voz se afecta, con una pérdida de las inflexiones normales. A veces, las funciones del habla fluctúan en las fases tempranas del trastorno. Los trastornos emocionales y del comportamiento son bastante frecuentes en los meses posteriores a la perdida inicial del lenguaje, pero tienden a mejorar cuando el niño adquiere otras formas de comunicación. La etiología de este trastorno se desconoce, pero las característica clínicas sugieren la posibilidad que se trate de un proceso inflamatorio encefálico. El curso del trastorno es bastante variable: unas dos terceras partes de los niños se quedan con un déficit del lenguaje receptivo más o menos severo y una tercera parte se recuperan completamente. • Otros trastornos del desarrollo del habla y del lenguaje
• Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje sin especificación:
Esta categoría se debe evitar siempre que sea posible y solo se debe utilizar para los trastornos inespecíficos en los que hay un deterioro en el desarrollo del habla y del lenguaje que no se debe a un retraso mental o a deterioros neurológicos, sensoriales o físicos que afecten directamente al habla y al lenguaje. c) Clasificaciones basadas en criterios neurolinguísticos: Una aproximación alternativa de clasificación ha sido adoptada por Rapin y Allen (1983) quienes propusieron una nosología basada en la observación clínica de características lingüísticas de deterioro del lenguaje. Esta clasificación no se restringe a los niños con trastornos del lenguaje específicos, pues intenta que sea aplicable a todos los niños con dificultades del lenguaje, independientemente de si otros trastornos están presentes, como podría ser el caso del autismo. El tipo de trastorno más común que reconocen es el síndrome fonológico-sintáctico, donde el niño tiene problemas en el aprendizaje del sistema de sonidos del lenguaje (fonología) y ha limitado el dominio de estructuras gramaticales (sintaxis) en el lenguaje expresivo. La mayoría de los niños que serían clasificados como casos de trastorno del lenguaje expresivo en el DSM-IV encajaría en esta categoría. Rapin y Allen distinguen el síndrome fonológico-sintáctico del síndrome de programa fonológico deficitario en el que las dificultades expresivas son tan severas en la comprensión del niño que es ininteligible, pero normal en la conservación. Otro tipo diferente de trastorno expresivo es el síndrome deficitario léxico-sintáctico, donde el niño habla claramente, pero tiene problemas para encontrar palabras y para la formulación de oraciones. En este caso, el lenguaje del niño no parece evidentemente anormal, cosa que hace que este tipo de problema puede pasarse por alto a menos que se usen valoraciones estandarizadas. Un tipo de trastorno de lenguaje receptivo poco común descrito por Rapin y Allen es la agnosia auditiva verbal que se diagnostica cuando un niño con problemas de comprensión severos tiene dificultad para interpretar sonidos del lenguaje. Muchos niños con afasia epiléptica adquirida recibirían este diagnóstico, aunque el diagnóstico también se aplicaría a otros niños con problemas de comprensión severos que tienen un trastorno de desarrollo. Se ven problemas de comprensión de diferente tipo en niños con síndrome semántico-pragmático. La semántica es la rama de la lingüística que tiene relación con el significado, y la pragmática hace referencia a cómo se usa el lenguaje en contextos diferentes. El diagnóstico para las anomalías del niño en este nivel se da en el contenido y uso del lenguaje, más que en los aspectos de la forma del lenguaje (e.g. gramática y fonología). Rapin (1982) resumió las características clínicas de estos niños como la inclusión de un discurso fluente, claramente articulado que puede ser ecolálico y con problemas en la palabra-clave y daño en la comprensión del lenguaje. Estos niños son habladores y pueden describirse como hiperverbales. Aquéllos que encajan en este cuadro clínico produce un lenguaje raro y impropio, en lugar de parecer sólo pobre para su edad. Aunque la nosología propuesta por Rapin y Allen parece ser un paso hacia adelante a la hora de redefinir la clasificación del trastorno del desarrollo del habla, cualquiera que intente aplicar este sistema en el ámbito clínico se encontrará que los límites de diagnóstico permanecen imprecisos. Varios estudios han encontrado que el perfil de deterioro del lenguaje ejecuta cambios con niños maduros (Bishop & Edmundson, 1987a; Scarborough Dobrich, 1990; el Whitehurst et al., 1991a), y es posible que alguno de los subgrupos que se han descrito corresponda a los diferentes puntos en el desarrollo, en lugar de ser entidades clínicas distintas.
Tartamudeo
La característica esencial del tartamudeo es un trastorno de la fluidez normal y estructuración temporal del habla, que es inapropiada para la edad del sujeto (Criterio A). Este trastorno se caracteriza por frecuentes repeticiones o prolongaciones de sonidos o sílabas (Criterios A1 y A2). También se observan otros tipos de alteraciones de la fluidez del habla, entre las que se incluyen interjecciones (Criterio A3), fragmentación de palabras (p. ej., pausas dentro de una palabra) (Criterio A4), bloqueo audible o silencioso (p. ej., pausas en el habla ocupadas o no) (Criterio A5), circunloquios (esto es, sustituciones de palabras para evitar palabras problemáticas) (Criterio A6), palabras producidas con un exceso de tensión física (Criterio A7) y repeticiones de palabras monosilábicas (p. ej., «Yo-yo-yo le veré») (Criterio A8).
La alteración de la fluidez interfiere el rendimiento académico o laboral, o la comunicación social (Criterio B). Si hay un déficit sensorial o motor del habla, las deficiencias del habla son superiores a las asociadas usualmente a estos problemas (Criterio C). Si hay un déficit sensorial o motor del habla o una enfermedad neurológica, se codificarán también en el Eje III. La intensidad del trastorno varía en función de las situaciones y a menudo es más grave cuando se produce una presión especial para comunicar (p. ej., ser preguntado en clase o entrevistado para conseguir un empleo). El tartamudeo suele no producirse durante una lectura oral, cantando o hablando a objetos inanimados o animales.
Trastorno Fonológico (Antes trastorno del desarrollo de la articulación)
La característica esencial del trastorno fonológico es una incapacidad para utilizar los sonidos del habla evolutivamente apropiados para la edad y el idioma del sujeto (Criterio A). Puede implicar errores de la producción, utilización, representación u organización de los sonidos, por ejemplo, sustituciones de un sonido por otro (uso del sonido /t/ en lugar de /k/) u omisiones de sonidos (p. ej., consonantes finales), etc. Las deficiencias en la producción de sonidos del habla interfieren el rendimiento académico o laboral, o la comunicación social (Criterio B). Si hay retraso mental, déficit sensorial o motor del habla, o privación ambiental, las deficiencias del habla son superiores a las habitualmente asociadas a estos problemas (Criterio C).
Si hay un déficit sensorial o motor del habla o una enfermedad neurológica, deben codificarse en el Eje III. El trastorno fonológico incluye errores de la producción fonológica (esto es, de la articulación) que comportan la incapacidad para producir correctamente sonidos del habla, así como una serie de problemas fonológicos de índole cognoscitiva que implican un déficit para la categorización lingüística de los sonidos del habla (p. ej., dificultad para seleccionar los sonidos del lenguaje que dan lugar a una diferencia de significado). La gravedad oscila entre un efecto muy escaso o nulo sobre la inteligibilidad del habla hasta un habla completamente ininteligible.
Habitualmente, se considera que las omisiones de sonidos son más graves que las sustituciones de sonidos, las cuales, a su vez, son más graves que las distorsiones de sonidos. Los sonidos que más frecuentemente se articulan mal son los de adquisición más tardía en la secuencia del desarrollo (l, r, s, z, ch), pero en los sujetos de menor edad o más gravemente afectados también pueden afectarse las consonantes y vocales de desarrollo más temprano. El ceceo (esto es, la articulación deficiente de sibilantes) es particularmente frecuente. El trastorno fonológico puede comportar asimismo errores de selección y ordenamiento de los sonidos en las sílabas y palabras (p. ej., sol por los).
Trastorno Mixto del Lenguaje Expresivo- Receptivo
La característica esencial del trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo es una alteración tanto del desarrollo del lenguaje receptivo como del expresivo verificada por las puntuaciones obtenidas en evaluaciones del desarrollo del lenguaje receptivo y expresivo, normalizadas y administradas individualmente, que se sitúan sustancialmente por debajo de las obtenidas mediante evaluaciones normalizadas de la capacidad intelectual no verbal (Criterio A). Las dificultades pueden darse en comunicaciones que impliquen tanto el lenguaje verbal como el lenguaje gestual. Las dificultades del lenguaje interfieren el rendimiento académico o laboral, o la comunicación social (Criterio B), y los síntomas no cumplen los criterios de un trastorno generalizado del desarrollo (Criterio C).
Si hay retraso mental, déficit sensorial o motor del habla, o privación ambiental, las deficiencias del lenguaje exceden de las habitualmente asociadas a estos problemas (CriterioD). Si hay un déficit sensorial o motor del habla o una enfermedad neurológica, debe codificarse en el Eje III. Un sujeto afectado por este trastorno experimenta las dificultades asociadas a un trastorno del lenguaje expresivo (p. ej., un vocabulario sensiblemente limitado, errores en los tiempos verbales, dificultad para recordar palabras o producir frases de longitud o complejidad propias de su edad evolutiva, dificultad general para expresar ideas) y también experimenta problemas en el desarrollo del lenguaje receptivo (p. ej., dificultad para comprender palabras, frases o tipos específicos de palabras). En los casos leves pueden observarse dificultades sólo para comprender tipos particulares de palabras (p. ej., términos espaciales) o frases (p. ej., frases complejas del tipo «si-entonces »).
En los casos más graves cabe observar alteraciones múltiples, que incluyen la incapacidad para comprender el vocabulario básico o frases simples, así como déficit en distintas áreas del procesamiento auditivo (p. ej., discriminación de sonidos, asociación de sonidos y símbolos, almacenamiento, rememoración y secuenciación). Puesto que el desarrollo del lenguaje expresivo en la infancia descansa en la adquisición de habilidades receptivas, virtualmente nunca se observa un trastorno puro del lenguaje receptivo (análogo a una afasia de Wernicke en los adultos). El trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo puede ser adquirido o evolutivo. En el tipo adquirido se produce una afectación del lenguaje receptivo y expresivo tras un período de desarrollo normal a consecuencia de una enfermedad neurológica o médica (p. ej., encefalitis, traumatismo craneal, irradiación). En el tipo evolutivo existe una alteración del lenguaje receptivo y expresivo que no está asociada a afectación neurológica alguna de origen conocido. Este tipo se caracteriza por un ritmo lento del desarrollo del lenguaje donde el habla puede iniciarse tardíamente y avanzar con lentitud a través de los sucesivos estadios del desarrollo del lenguaje.
Trastorno del Lenguaje Expresivo:
La característica esencial de este trastorno es una deficiencia del desarrollo del lenguaje expresivo demostrada mediante las puntuaciones obtenidas en evaluaciones del desarrollo del lenguaje expresivo normalizadas y administradas individualmente. Tales puntuaciones deben ser sustancialmente inferiores a las obtenidas en evaluaciones normalizadas tanto de la capacidad intelectual no verbal como del desarrollo del lenguaje receptivo (Criterio A).
Las dificultades pueden aparecer en la comunicación implicada tanto en el lenguaje verbal como en el lenguaje gestual. Las dificultades del lenguaje interfieren los rendimientos académicos o laborales o bien la comunicación social (Criterio B). Los síntomas no cumplen los criterios de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo, ni de trastorno generalizado del desarrollo (Criterio C). En caso de retraso mental, déficit sensorial o motor del habla, o privación ambiental, las deficiencias del lenguaje son superiores a las habitualmente asociadas a tales problemas (Criterio D). Si se presenta un déficit sensorial o motor del habla o una enfermedad neurológica, deben codificarse en el Eje III.
Las características lingüísticas del trastorno varían en función de su gravedad y de la edad del niño. Estas características incluyen un habla limitada cuantitativamente, una gama reducida de vocabulario, dificultad para la adquisición de palabras nuevas, errores de vocabulario o de evocación de palabras, frases excesivamente cortas, estructuras gramaticales simplificadas, limitación de las variedades de las estructuras gramaticales (p. ej., formas del verbo), limitación de las variedades de tipos de frases (p. ej., imperativos, interrogantes), omisiones de partes críticas de las oraciones, utilización de un orden inusual de palabras y enlentecimiento en el desarrollo del lenguaje. El funcionamiento no lingüístico (medido mediante tests de inteligencia visuomanual) y las habilidades de comprensión del lenguaje están situados habitualmente dentro de los límites normales.
El trastorno del lenguaje expresivo puede ser adquirido o evolutivo. En el tipo adquirido se produce una insuficiencia del lenguaje expresivo tras un período de desarrollo normal a consecuencia de una enfermedad neurológica o médica (p. ej., encefalitis, traumatismo craneal, irradiación). En el tipo evolutivo existe una alteración del lenguaje expresivo que no está asociada a lesión neurológica alguna de origen desconocido. Los niños con este tipo de trastorno suelen iniciar su habla tardíamente y progresan con más lentitud de lo normal a través de los distintos estadios del desarrollo del lenguaje expresivo.
Período lingüístico;
En esta etapa que va desde los 2 a los 5-7 años el niño adquiere en su totalidad el lenguaje. A nivel físico el desarrollo se va desacelerando. El niño va adquiriendo cada vez mayor número de habilidades motoras finas, hay un mayor contacto y adaptación con su entorno más próximo. A nivel cognitivo el niño se sitúa, según Piaget en el estadio preoperacional. Este período se caracteriza por el acceso progresivo a la inteligencia representativa; cada objeto se representará por una imagen mental que lo substituirá en su ausencia. En esta etapa se desarrollarán el lenguaje, el dibujo, el juego simbólico. Los niños a partir de ahora podrán pensar de una forma ordenada, aunque en un principio ciertos componentes puedan obstaculizar esta tarea como son:
- Egocentrismo: incapacidad de observar un punto de vista que no sea el suyo.
- Centración: incapacidad para separar lo propio del medio ambiente.
- Dificultad de transformación: una operación que cambia las reglas de algo. - Reversibilidad: una acción que puede hacerse puede deshacerse.
Según Vila (1992), hacia los tres años han desaparecido las dificultades para pronunciar diftongos y se produce un significativo progreso en las consonantes; aunque se presentan errores con algunos grupos consonánticos, normalmente en torno a los 4 años el repertorio fonético está casi completo. El léxico crece a un ritmo notable, duplicándose el vocabulario cada año. Empieza a usarse el pronombre de tercera persona, aunque su dominio y usos no estarán completos del todo hasta los 7 años. Los posesivos son comprendidos. Hacia los 2 años aparecen las primeras combinaciones de 3 o 4 elementos, no siempre respetando el orden. Las primeras interrogativas son preguntas de sí o no marcadas únicamente por la entonación; luego aparecen con qué o dónde. A los 4 años dominan las construcciones sintácticas simples. En los pronombres, la distinción del género es clara y consistente a los 5 años; desde los 6 o 7, también lo es la de número. Mejora el uso de los tiempos y modos verbales, aunque siguen siendo frecuentes las incorrecciones en los condicionales o sunjuntivos. La sintaxis se hace cada vez más compleja con la adquisición de los primeros usos de las subordinadas, las yuxtapuestas y las coordinadas, si bien los verbos no siempre se ajustan correctamente. Hacia el final de este período, la lectoescritura introduce al niño en una nueva dimensión de uso del lenguaje y de acceso a los conocimientos elaborados culturalmente. Todo lo que hemos dicho anteriormente queda mejor reflejado en la siguiente tabla (tabla nº3).
Tabla nº3: Desarrollo en la etapa lingüística.
En esta etapa que va desde los 2 a los 5-7 años el niño adquiere en su totalidad el lenguaje. A nivel físico el desarrollo se va desacelerando. El niño va adquiriendo cada vez mayor número de habilidades motoras finas, hay un mayor contacto y adaptación con su entorno más próximo. A nivel cognitivo el niño se sitúa, según Piaget en el estadio preoperacional. Este período se caracteriza por el acceso progresivo a la inteligencia representativa; cada objeto se representará por una imagen mental que lo substituirá en su ausencia. En esta etapa se desarrollarán el lenguaje, el dibujo, el juego simbólico. Los niños a partir de ahora podrán pensar de una forma ordenada, aunque en un principio ciertos componentes puedan obstaculizar esta tarea como son:
- Egocentrismo: incapacidad de observar un punto de vista que no sea el suyo.
- Centración: incapacidad para separar lo propio del medio ambiente.
- Dificultad de transformación: una operación que cambia las reglas de algo. - Reversibilidad: una acción que puede hacerse puede deshacerse.
Según Vila (1992), hacia los tres años han desaparecido las dificultades para pronunciar diftongos y se produce un significativo progreso en las consonantes; aunque se presentan errores con algunos grupos consonánticos, normalmente en torno a los 4 años el repertorio fonético está casi completo. El léxico crece a un ritmo notable, duplicándose el vocabulario cada año. Empieza a usarse el pronombre de tercera persona, aunque su dominio y usos no estarán completos del todo hasta los 7 años. Los posesivos son comprendidos. Hacia los 2 años aparecen las primeras combinaciones de 3 o 4 elementos, no siempre respetando el orden. Las primeras interrogativas son preguntas de sí o no marcadas únicamente por la entonación; luego aparecen con qué o dónde. A los 4 años dominan las construcciones sintácticas simples. En los pronombres, la distinción del género es clara y consistente a los 5 años; desde los 6 o 7, también lo es la de número. Mejora el uso de los tiempos y modos verbales, aunque siguen siendo frecuentes las incorrecciones en los condicionales o sunjuntivos. La sintaxis se hace cada vez más compleja con la adquisición de los primeros usos de las subordinadas, las yuxtapuestas y las coordinadas, si bien los verbos no siempre se ajustan correctamente. Hacia el final de este período, la lectoescritura introduce al niño en una nueva dimensión de uso del lenguaje y de acceso a los conocimientos elaborados culturalmente. Todo lo que hemos dicho anteriormente queda mejor reflejado en la siguiente tabla (tabla nº3).
EDAD
|
ETAPAS
LINGÜÍSTICAS
|
COMPORTAMIENTO
VOCAL
|
2-4 años
|
Etapa telegráfica. El niño empieza a usar combinaciones de palabras.
Esto va en aumento hasta que entre los 3 y 4 años la mayoría de las frases se
asemejan a frases simples bien construidas.
|
Fonología de morfemas simples. Expansión del repertorio de sonidos
del habla. Procesos fonológicos que determinan las producciones incorrectas
hasta los 4 años aproximadamente, momento en el que la mayoría de palabras de
estructura morfológica simple son correctas
|
4-7 años
|
Primeras frases complejas. Uso de complementos del verbo y algunas
frases de relativo. Sin embargo, estas estructuras complejas son el resultado
de una mera yuxtaposición
|
Culminación del repertorio fonético. Adquisición de los sonidos
problemáticos a nivel productivo a los 7 años. Producciones correctas de
palabras simples. Empieza el uso de palabras más largas.
|
Desarrollo del Lenguaje
Hay que diferenciar dos etapas. En la primera de ellas no podemos hablar de lenguaje
propiamente, sino de comunicación. Esta fase consiste en la puesta en marcha de
aquellos mecanismos que permitirán el nacimiento del lenguaje como tal, la llamaremos
PERÍODO PRELINGÜÍSTICO.
En la ETAPA LINGÜÍSTICA eclosionan las primeras
características del lenguaje adulto, aquí veremos la evolución de los componentes del
mismo. Tanto en la primera como en la segunda etapa iremos mencionando toda una
serie de adquisiciones (tanto motrices, como relacionales y emocionales) que permiten
una mejor comprensión en la evolución del lenguaje.
Período Prelingüístico:
Este período iría desde el nacimiento hasta los 18-24 meses, en que la mayoría de
autores consideran que se da el paso hacia el lenguaje tal como lo conocemos. En este
período de dos años el crecimiento físico, que sigue cierto calendario madurativo, es
espectacular.
A nivel cognitivo y según Piaget, el recién nacido estaría en el período sensoriomotor.
Este primer período es un estadio preverbal donde el niño comienza a formar sus
propios esquemas sensoriomotores. Debe aprender operaciones básicas con las cuales
relacionarse con el mundo exterior. La primera tarea de los lactantes es comenzar a
establecer sus propios límites del ego (donde acaba él y empieza el mundo externo). Por
medio de la interacción con los objetos y personas y en relación a ellos empiezan a
organizar el tiempo y el espacio. A medida que progresan, empiezan a demostrar signos
de intencionalidad, este es el paso inicial de la aparición de la inteligencia. Con este
comienzo, los niños están en camino hacia el desarrollo sensoriomotor, lo que van a
conseguir mediante la elaboración de cuatro entendimientos: constancia de objetos,
espacio coordinado, causalidad y temporalidad.
Durante los tres primeros meses de vida las rutinas ligadas a las necesidades del bebé y
el adulto comparten unos significados que permiten regular conjuntamente algunos de
sus comportamientos. En esta relación específica que hay entre el cuidador (madre u
otro miembro) y el niño, la madre empieza a enseñar inconscientemente el lenguaje.
Esto ocurre mediante el habla de estilo materno que parece seguir el desarrollo básico,
comenzando en el nivel más fundamental y haciéndose gradualmente más complejo a
medida que el niño crece. El habla de estilo materno se caracteriza por ser simple
estructuralmente (usa frases cortas, no subordinadas, no modificadores), hay un alto
grado de redundancia, el tono es alto, la prosodia exagerada, el léxico (palabras
utilizadas) son aquellas que están presentes en el entorno del niño, hay preguntas y
explicaciones sobre lo que la madre va diciendo o lo que el niño hace.
EDAD
EN MESES
|
LENGUAJE
RECEPTIVO
|
LENGUAJE
EXPRESIVO
|
1-6 MESES
|
Alerta al sonido, se va orientado hacia la fuente que lo emite
|
Lloros, gritos, sonrisa social, inicio balbuceo
|
7-12 MESES
|
Comprende NO, se orienta hacia su nombre, asocia palabras con
significados, comprende los gestos que acompañan a las vocalizaciones.
|
Combinaciones de sílabas que se asemejan a las palabras, primeras
palabras.
|
13-18 MESES
|
Cuando se le demanda que diga o señale algo lo realiza.
|
El vocabulario se va incrementando de forma gradual.
|
Tabla nº1: Desarrollo del lenguaje en la etapa prelingüística (adaptada de Johnson,
1997).
El habla de estilo materno suele aparecer hacia el tercer o cuarto mes, aunque puede
aparecer con anterioridad. Hasta entonces el niño captaba los ruidos que había a su
alrededor y lloraba o gritaba para dar a conocer su estado. La madre en esta época es
capaz de diferenciar los lloros y saber si se trata de hambre, sueño, ganas de jugar,
molestia,... Hacia los 6 meses el niño empieza a explorar los parámetros de su aparato
vocal para ver qué puede hacer. Aprenden a producir vocales abiertas y las primeras
consonantes. Con el balbuceo y el laleo, el niño va experimentando los sonidos.
También aparece una ecolalia, el niño parece un “loro” ante cualquier cosa que diga la
madre, repite como si estuviera jugando. Hacia el final de este primer período el niño
será capaz de decir las primeras palabras. En la tabla 2 podemos ver más claramente
los estadios del desarrollo vocal.
Estadio
|
Edad
|
Comportamiento Vocal
|
1
|
0-8 semanas
|
Sonidos vegetativos, reflejos, llanto y agitación.
|
2
|
8-20
|
Arrullos y risas. Sonidos consonantes nasales. Sonidos producidos en
la parte posterior de la boca. Disminuye la frecuencia del llanto. Mayor
control de los sonidos producidos.
|
3
|
16-30
|
Juego vocal y comportamiento lingüístico exploratorio. Sonidos
consonánticos realizados hacia la parte anterior de la boca. Creciente
control sobre los mecanismos del habla. Inicio de la secuenciación y
resecuenciación de sonidos.
|
4
|
25-50
|
Balbuceo reduplicado (producción de sílabas consonante-vocal en las
que la consonante es la misma que en cada sílaba). Ritualizado y estereotipado.
Vocalización más probable en la interacción con un adulto que en el juego con
un objeto
|
5
|
9-18 meses
|
Balbuceo no reduplicado, variado. Mayor control sobre el acento y la
entonación. Superposición con la producción de las primeras palabras
|
Un lenguaje (del provenzal lenguatge1 y del latín lingua) es un sistema de comunicación estructurado para el que existe un contexto de uso y ciertos principios combinatorios formales. Existen contextos tanto naturales como artificiales.
Desde un punto de vista más amplio, el lenguaje indica una característica común a los humanos y a otros animales (animales no simbólicos) para expresar sus experiencias y comunicarlas a otros mediante el uso de símbolos, señales y sonidos registrados por los órganos de los sentidos. Los seres humanos desarrollan un lenguaje complejo que se expresa con secuencias sonoras y signos gráficos. Por su parte, los animales desarrollan una comunicación a través de signos sonoros, olfativos y corporales que en muchos casos distan de ser sencillos.
- El lenguaje humano se basa en la capacidad de los seres humanos para comunicarse por medio de signos lingüísticos (usualmente secuencias sonoras, pero también gestos y señas, así como signos gráficos). Principalmente, lo hacemos utilizando el signo lingüístico. Aun así, hay diversos tipos de lenguaje. En cuanto a su desarrollo, el lenguaje humano puede estudiarse desde dos puntos de vista complementarios: la ontogenia y la filogenia. La primera analiza el proceso por el cual el ser humano adquiere el lenguaje, mientras que la segunda se encarga de estudiar la evolución histórica de una lengua.
- El lenguaje animal se basa en el uso de señales visuales, sonoras y olfativas, a modo de signos, para señalar a un referente o un significado diferente de dichas señales. Primates y otras especies construyen proposiciones simples (sustantivo, verbo y adjetivo)2 . Dentro del lenguaje animal están los gritos de alarma, el lenguaje de las abejas, etc.
- Los lenguajes formales son construcciones artificiales humanas que se usan en matemática y otras disciplinas formales, incluyendo lenguajes de programación. Estas construcciones tienen estructuras internas que comparten con el lenguaje humano natural, por lo que pueden ser en parte analizados con los mismos conceptos que éste.
martes, 7 de marzo de 2017
El Lenguaje Oral:
Desarrollar el lenguaje oral es uno de los primordiales objetivos del jardín, esa necesidad de enriquecerlo se logra a través de la conversación. Dado que el niño en esta etapa no sabe dialogar, es que, a partir de los 3-4 años hay que enseñarle a conversar. En el desarrollo de las conversaciones, el niño irá perfeccionando su vocabulario, lo enriquecerá con nuevas y variadas palabras que tomará de su interlocutor, corregirá poco a poco su fonética e irá aprendiendo a situar las frases con arreglo a una adecuada sintaxis, dándose cuenta de los diferentes giros posibles y de los diversos significados que de éstos se deriva dentro del marco general del lenguaje.
Al ponerse en comunicación con el mundo exterior, no sólo se comunicará con sus semejantes, sino que aprenderá a exponer sus propias ideas, pensamientos y sentimientos.
La jardinera buscará palabras que estén integradas en el vocabulario del niño pero aclarando e introduciendo otras nuevas, que este irá asimilando, lo que jamás debe hacer es caer en el lenguaje vulgar e infantilista que ni hace que lo comprendan mejor ni desarrolla el lenguaje infantil. Asimismo tomará temas de la vida cotidiana, que le hagan hablar libre y abiertamente porque son comunes a él o los ha visto.
- La familia (padres, relaciones, abuelos, etc)
- La casa (cómo es, qué hay en ella, para qué sirve...)
- Los juguetes (los que ve, describirlos, forma, tamaño, color, etc)
- La sala (cómo es, quién está en ella, qué objetos contiene, etc)
- Fiestas (cumpleaños, qué hacen los invitados, qué preparó mamá, etc)
Se procurará desde el primer momento el respeto de los niños hacia el que habla, dejandoles terminar sus frases, antes de tomar ellos la palabra. Así mismo, se dará oportunidad a todos los niños de expresarse y animar a lo tímidos para que lo hagan
Suscribirse a:
Entradas (Atom)